Antepasados Tendencias de Mexico

Ya he dicho que comencé a investigar la ciudad de mis antepasados ​​y terminé en la Ciudadela. La cosa es así: mi padre intentó inculcarnos el orgullo que sentía por sus mayores. Falló miserablemente. De sus antepasados, admiraba especialmente a su abuelo, el general Pérez, un poco porque el pasado remoto le da a sus personajes un extraño respeto fantasmal, lo mismo porque significó para él un pasado de gran reputación, la forja del carácter a través de la disciplina. José María Pérez Recio, general de división y jefe del Estado Mayor de Bernardo Reyes, ministro de Guerra de Porfirio Díaz, fue un militar de carrera, formado en las mejores escuelas del norte del país. A finales del siglo XIX, se le confió la misión de crear una reserva profesional de 40.000 hombres. Jugó su destino en la lealtad de Bernardo Reyes y corrió su suerte.

La primera sospecha de conspiración recayó sobre la figura del general Pérez Recio. Porfirio Díaz se sacudió la amenaza enviándolo a Europa como agregado militar. En 1899 partió en el barco Marqués de Comillas. Una red de intrigas conspirativas y ambiciones desenfrenadas llevó a Bernardo Reyes a abandonar el país en 1910. La lealtad en la política es algo ingenuo.

El general Pérez regresó a México enfermo. En el camino de la cruz de su debilitada salud, le amputaron una pierna. Murió en 1911. El día de su funeral, una turba enfurecida impulsada por el vendaval de la guerra civil arrebató el sudario de los afligidos y arrastró el cuerpo del general por la avenida Reforma. Uno de sus hijos, Carlos Pérez, recogió los restos mortales de su padre en Bucareli, donde se encontraba entonces El Caballito, el mayor emblema de la Ciudad de México.

Nadie lleva en sus baúles el documento firmado del día de su muerte. El general Pérez no volvió a morir sino a sumarse a la insurrección de Bernardo Reyes y entregar su adhesión militar al Plan de la Soledad, pero la muerte se cruzó en el camino en los 10 días de febrero de 1913 que ensangrentaron la Ciudad de México durante un golpe militar que terminó el gobierno de Francisco I. Madero.

La conspiración estalló el 9 de febrero, varios sectores de la guarnición capitalina se levantaron y liberaron a los generales insurgentes. Reyes perdió la vida en una escaramuza frente al Palacio Nacional; su hijo, Alfonso, escribió un poema, Oración para el 9 de febrero, en memoria de la muerte de su padre. Los niños hacen cosas extrañas cuando recuerdan a sus padres.

Rafael Pérez Gay

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@RPerezGay

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