“Después del amor, la vida sigue”: Gastón García Marinozzi Tendencias de Cultura

pedro y ana Han decidido separarse tras varios años de matrimonio. La noche de Navidad se lo comunicarán a su grupo de amigos. los lugares realesdesde Gastón García Marinozzi (Alfaguara, 2022) es la historia de la último día de esta pareja que terminará tomando caminos diferentes.

“Los lectores me han dicho que no es una novela sobre el final del amor, sino sobre un amor que se transforma, que se convierte en otra cosa. Pensé en el duelo que implica una separación, la muerte genera un duelo, pero alejarse del amor también lleva a un duelo, quizás más luminoso. A veces hay que pasar por lugares ásperos y dolorosos para encontrar algo de paz, al día siguiente amanece y la vida está disponible. No pretendo minimizar una separación de las personas que amamos, pero es entender que la vida cambia y que sufrimos circunstancias que nos asfixian y nos hacen pensar que no sobreviviremos”, dice en una entrevista.

Portada del libro (Foto: Cortesía)

A lo largo de la novela se plantean los dilemas que han vivido como matrimonio, así como aquellas pequeñas circunstancias, a veces imperceptibles, como la lectura de un libro, que quedan en la memoria como el único lugar verdadero de un amor afectivo que ya existe. ya no existe

“Nos hemos criado en una cultura popular desgarradora con todas esas canciones desgarradoras. Se le roba el titulo a Moby Dick cuando dice que los verdaderos lugares no estan en los mapas, me pregunto donde esta la verdad de cada uno de nosotros y creo que esta en esas cosas intimas y diminutas, esos momentos que compartes con el gente que amas”, explica.

A lo largo de un día, las amistades brindan una visión diferente de la pareja que está a punto de separarse, pero son las propias voces de los personajes las que revelan, poco a poco, los hilos que los unieron y las crisis personales a las que se enfrentó cada uno, como como la crisis de los años 40.

“El amor romántico, me parece, ha ido cambiando. Ahora hay un movimiento que ha quitado estas estructuras, yo, con 48 años, me siento parte de una generación bisagra. La mirada está más centrada en Pedro porque quería hablar del deseo que tiene todo el tiempo, quería abordar la masculinidad contemporánea que se pierde entre dudas y miedos; pero con Ana las cosas son más claras, es decir, sabemos más de lo que va a pasar con ella en su futuro inmediato que con él. En el centro, me parece, está que la vida sigue, sigue. Quería contar el final de una historia de amor sin melodramas, sin pensar que después de una separación todo tiene que desmoronarse. Realmente no sabemos por qué se separaron, pero sabemos que la vida continuará para ambos”.

COCHE

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