La oposición en su laberinto: el segundo tiempo Tendencias de Economía

En las elecciones presidenciales de 2000, 2012 y 2018 hubo alternancia en México.

Dado que tenemos una democracia razonablemente funcional, recién en 2006 el partido gobernante retuvo la Presidencia de la República.

Por supuesto, en el pasado, desde la fundación del PNR, el partido oficial y sus sucesores, el PRM y el PRI, siempre han retenido la Presidencia.

La democracia moderna en México ha estado marcada por la alternancia.

Y, una de las características de las tres alternancias que hemos vivido es que los candidatos ganadores iniciaron la construcción de su candidatura mucho antes.

En 1997, luego de las elecciones en las que el PRI perdió por primera vez la mayoría absoluta de la Cámara de Diputados, Vicente Fox, gobernador de Guanajuato, anunció su intención de postularse a la Presidencia de la República e inició la construcción de su candidatura.

En 2006, luego de la polémica victoria de Felipe Calderón en las elecciones presidenciales, Enrique Peña Nieto, quien gobernaba el Estado de México desde el 15 de septiembre de 2005, preparaba el terreno para convertirse en el candidato presidencial del PRI.

Y Andrés Manuel López Obrador fundó Morena desde 2011, como asociación civil y obtuvo su registro como partido político el 9 de julio de 2014, cuatro años antes de las elecciones presidenciales en las que obtuvo la Presidencia de la República.

Las alternancias que se han dado en México han tenido candidatos presidenciales que no aparecen en el último minuto, sino que se han incubado y crecido durante mucho tiempo.

Si la oposición, individualmente o mediante una alianza o coalición, aspira a tener un candidato que pueda ganar en 2024, la construcción de esa candidatura tendría que comenzar en el muy corto plazo.

Las ventajas que tienen los “titulares”, como se llama a los políticos en el poder, son muy amplias y es muy difícil superarlas en poco tiempo.

Ya le he comentado en muchas ocasiones diferentes que, a menos que haya una sorpresa, será casi imposible vencer a Morena si no hay alianza de partidos de oposición.

Tener un candidato con potencial para ganar requiere el respaldo de esa alianza.

Pero tener esa alianza, hasta cierto punto, requiere tener una visualización de los posibles candidatos.

Para la oposición, la tarea no será fácil.

Lo primero que necesita es mantenerse unidos, lo que será todo un desafío, que aumentará con los meses.

La segunda cosa es que encuentre un candidato que pueda tener una posibilidad real de ganar. Es decir, que se reconozca, que cuente con el apoyo y aceptación tanto de los opositores como de la población.

Lo tercero es que lo hagas con tiempo suficiente para que sea un solicitante real y no un testimonio.

Es decir, la definición de candidato de la oposición era para ayer, pero si logra estar de acuerdo, a más tardar a principios de 2022, todavía puede haber espacio para construirlo.

Si se esperan los tradicionales tiempos del “destapado”, la ventaja que tiene Morena en carrera será tal que será muy difícil superarla.

La oposición, y con ella el país, se encuentra en un desafío para la historia.

Pero creo que muy pocos lo dimensionan así … en beneficio de Morena y la 4T.

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