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A mediados de la década de 1970, una serie de asesinatos puso a la policía de Los Ángeles en una situación difícil, cuando aparecieron en su interior bolsas de basura con cuerpos mutilados de homosexuales, esparcidas por barrancos, desiertos y autopistas.

Las investigaciones llevaron a Patrick Wayne Kearney, un ingeniero electrónico con un coeficiente intelectual de 180, quien señaló que había matado a varios jóvenes, el mayor de ellos de 28 años, aunque su víctima más joven tenía cinco años.

Inicialmente, la policía vinculó al sospechoso con dos asesinatos, pero especuló que podría haber más, por lo que llegaron a un acuerdo con Kearney: si confesaba todos los asesinatos que había cometido, evitaría la acción del verdugo.

Kearney inicialmente señaló 18 asesinatos adicionales a los dos por los que fue detenido. Solo que el número creció a 43 personas. Jactancia o verdad, las autoridades confirmaron la participación del individuo en 21 crímenes letales.

Patrick Wayne Kearney, asesino pluralista, violador en serie, caníbal y necrófilo está lejos de ser el centro de atención de los depredadores, como Jeffrey Dahmer, John Wayne Gacy o Ted Bundy.

Otro asesino notorio es Richard Francis Cottingham. En mayo de 1980, un hombre llamado Peter Vronsky esperaba el ascensor en un hotel modesto en Times Square, Nueva York. Cuando se abrió la puerta del ascensor, Vronsky dio paso a un hombre que sostenía una bolsa de lona que parecía contener un par de melones.

Vronsky no pudo subir a su habitación porque la alarma de incendios comenzó a sonar. Además de los bomberos, la policía acudió al lugar porque parecía que el fuego se había iniciado a propósito. Cuando las llamas se extinguieron, los agentes entraron a la habitación y encontraron dos cuerpos decapitados casi carbonizados. No se encontraron las cabezas.

Días después, Cottingham fue arrestado mientras torturaba a una mujer en una habitación de hotel.

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