Relíjase. Entre la disartria y la proyección – El Financiero Tendencias de Economía

“¿Quieres que te diga cómo fue el fin de semana pasado, puedo decirte?” Preguntó, como tratando de ocultar su enorme deseo de contarlo, a un reportero que cubría la mañana. Se tardó más en contestar: “Si te parece útil, sí”, que el mandatario en iniciar la historia como si se tratara de un narrador profesional, ante un público infantil pleno y atento. “Treinta mil trabajadores están trabajando en la refinería, ¡imagínense! Me subí a un camión y fui planta por planta … Trabajadores de Tabasco, de Chiapas, de Veracruz, de Hidalgo, del Estado de México, treinta mil”, la cifra repetía mientras lo saboreaba, como si fuera una cucharada de dulce miel, “¿Sabes lo que me seguían repitiendo? ¿Qué me dijeron? Gracias por el trabajo, y voy a decir algo más que va a molestar mucho a los conservadores, a mis oponentes, relájate, jajajajaja, relájate ”.

Es una verdadera lástima que la niña Andrea Lomelí no estuviera entre las personas presentes en ese momento, para corregir los errores que le ocasionaba su disartria con su natural inocencia, y decirle cortésmente “no se dice magínense, se dice imagina” o “No se dice relax, se dice reelegir”, como cuando en noviembre de 2016, esta niña corrigió a Aurelio Nuño Mayer con su famoso “ler”.

Pero independientemente del desorden nervioso o cerebral que ocasiona la dificultad del presidente López Obrador para pronunciar correctamente las palabras, en esta narrativa muestra claramente el uso de un mecanismo de defensa que en psicoanálisis se denomina “proyección”, mediante el cual el sujeto atribuye a otras personas. sentimientos, pensamientos o deseos, que no acaban siendo aceptados como propios, porque generan angustia o ansiedad.

Le cuesta admitir que está obsesionado con la reelección, porque se asume como un gran demócrata, como un no reeleccionista, como un maderista, por eso dirige o proyecta que …