El murciélago en la iconografía maya Tendencias de Cultura

Nuestra comprensión del papel de murciélago en la antigua ideología maya ha sido socavado por una serie de identificaciones e interpretaciones muy defectuosas. A principios del siglo XX, Eduard Seler (1904) identificó el murciélago de un jarrón Chama de Dieseldorff (1904) con el camazotz del Popol Vuh. Recinos et al. (1950) utilizan un dibujo de la vasija Dieseldorff para ilustrar su traducción del Popol Vuh, fortaleciendo aún más la asociación entre las imágenes arqueológicas y el mito k’iche’. Esta atribución no ha sido examinada críticamente, pero sin embargo se ha vuelto tan ampliamente aceptada que prácticamente todas las imágenes de murciélagos en el área maya se identifican como camazotz.

La equiparación de imágenes con el camazotz es muy dudosa en las representaciones de un hombre/murciélago antropomórfico, ya que estas no concuerdan con la descripción en el Popol Vuh. Las vasijas chama, similares a las descritas por Seler y Dieseldorff con figuras centrales con cabezas de murciélago y cuerpos humanos, son un buen ejemplo de ello. Sin embargo, en el Popol Vuh se menciona otro tipo de figura relacionada con el murciélago. El mensajero de Xibalbá se describe con alas de murciélago, pero no se le llama camazotz (Recinos et al. 1950: 177-178).

Murciélago antropomorfo, posiblemente de Copán Foto: James Brady

Esta figura alada puede estar representada en el arte mesoamericano en una figura de jade olmeca en el Museo de Brooklyn y en un cuenco policromado en el Museo Popol Vuh en Guatemala. Nuestro argumento aquí es simple. En la iconografía y la etnohistoria existen múltiples figuras con características de murciélago, tanto murciélagos como murciélagos/hombres antropomórficos.

Obviamente, la situación es compleja, pero combinarlos bajo un título, camazotz, simplemente oculta esta complejidad. Por otro lado, nos preguntamos ¿cómo la identificación de imágenes como camazotz avanza en nuestra comprensión de lo que representan? En la mayoría de los casos no lo es.

Además, Seler (1904) identificó una semejanza entre las figuras de la vasija Chama y las deidades murciélago representadas en los códices del Posclásico Tardío del centro de México y, por lo tanto, las utilizó como base para la interpretación de las vasijas mayas. En el Códice Borgia, se representa al dios murciélago lamiendo la sangre de una herida abierta en el pecho de una persona (Seler 1904: 235).

En el retrato, la deidad lleva una cabeza trofeo en el pecho. Codex Vaticanus B muestra al murciélago antropomórfico decapitando a un individuo y tiene una cabeza humana decapitada en la otra mano. En el Códice Fejérváry-Mayer se representa un murciélago antropomórfico con un corazón en una mano y una cabeza decapitada en la otra (Seler1902-03: Fig. 38). El Códice Porfirio Díaz muestra un murciélago antropomórfico que sostiene un corazón en una mano y una cabeza humana en la otra (Thompson 1966:181).

Cenote Sagrado de Chichén Itzá Foto: Karla Ortega

El hecho de que Murciélagos mayas clásicos representados con tibias cruzadas u ojos incorpóreos en sus alas y usando el “collar de la muerte” de globos oculares, convenció a Seler de que los murciélagos mayas del período Clásico tenían la misma asociación con la sangre, la decapitación y el sacrificio que las deidades murciélago del Posclásico del centro de México.

En el Iconografía maya clásica de las tierras bajas del sur, sin embargo, los temas de la sangre, la decapitación y el sacrificio no están tan explícitamente representados que nos preguntemos si estas son las primeras asociaciones. Es curioso, de hecho, que los ojos desencarnados hayan sido interpretados en relación con la muerte, ya que Houston et al. (2006:167) hacen la observación de que “En el pensamiento mesoamericano antiguo, la visión estaba relacionada con la luz que los ojos eran como signos de brillo reflexivo”. Es interesante que los muros de la Casa C de Palenque representen flores que contienen globos oculares, “como subrayando la fuerza que proyecta el olor” (2006:169), pero al mismo tiempo ilustran la gama de significados asociados con el ojo.

Sospechamos que los ojos que aparecen en las alas de los murciélagos tienen más que ver con la verdadera función de la vista. Una de las características sobresalientes de los murciélagos es su evidente capacidad de “ver” en la oscuridad total.

La imagen de los murciélagos en las fuentes etnohistóricas suele ser más positiva y socialmente importante. Los murciélagos estaban estrechamente asociados con varios grupos de las Tierras Altas Mayas. Ximénez nos informa que el murciélago era el santo patrón de Zinacantán y los habitantes se autodenominaban “hombres del murciélago” y su deidad tomaba forma de murciélago (Calnek 1988:47). La realeza [tal vez un linaje (Orellana 1981:159)] de los Kaqchikeles se le llamaba zotzilá-ha, “la casa del murciélago”.

Seler (1904:234) sugiere que la “casa” era una cueva y que los linajes y clanes están asociados con ciertas cuevas en las tierras altas (Guiteras Holmes 1947:1; 1952:103). El rey se llamaba Ahpop-Zotzil, Señor de los Murciélagos o Jefe de los Zotziles (Recinos y Goetz 1953: 47), y el dios patrón de los Kaqchikeles, como era de esperar, tomó la forma de un murciélago (Recinos et al. 1950: 180). Este tipo de identificación es importante porque puede extenderse nuevamente en el período Clásico donde el glifo emblema de Copán, aparentemente, manifiesta la identificación de ese sitio con el murciélago.

LSN